lunes, 25 de marzo de 2013

Vocabulario de mamá (y de papá)

Os invito a que incluyáis todos aquellos conceptos que se os ocurran y que os ocurran a diario para completar este vocabulario. ¡Hagamos de este post, un post vivo! Si la cosa va bien, después de recopilar se podría incluso ordenar alfabéticamente.

(Los diminutivos son de uso obligatorio; algunas acepciones, aunque parezcan frases completas, no lo son, actúan como una sola palabra en nuestra mente)

Ombliguito, caquita, grupo 0 (cero), grupo 1, 2 y 3, pasta al agua, pañal, toallitas, body, mollerita, conjuntivitis, moquitos, bronquitis, arrullo, vaselina para la cabeza, alcohol de 60, primera postura, Ventolín, Dalsy, Apiretal, fiebre, lavados nasales diarios, suero, mascarilla para el Ventolín, tratamiento de fondo para la bronquitis, cuadro vírico, flatito, berrinche, perra que ha cogido, agó, tacatá, trona, biberón (bibi), cereales sin gluten, cereales con gluten, Mi Primer Danone, papilla de fruta, potito, sólidos, leche en polvo, un poquito de jamón de york, tortillita, guarde, babi, chupe (no entiendo cómo ha salido tan tarde), termómetro por infrarrojos (no lo tengo, ¡pero lo quiero!), vacunas, vacunas de pago, Prevenar, rotavirus, como me pegues te doy, deja eso, ¡pero quieres dejar eso!, no te metas eso en la boca, ¡pero qué tienes en la boca!, hasta que te caíste, se ha puesto como un energúmeno, me ha sonreído y me ha ganado (oralmente en Andalucía: “ma sonreío y ma ganao, el hijoputa”)…

Y una de mis últimas y más preciadas adquisiciones: exantema súbito. Buscadlo en Internet, existe y es otro virus. Hasta ahora no había sabido yo que estábamos rodeados de tanto bicho malo.

PD: Tengo que reconocer que este post lo escribí hace bastante y lo dejé en la nevera esperando tiempos mejores. Desde ese momento a ahora, por supuesto que me han surgido más conceptos (como por ejemplo no pintes con la cera en la tele), pero creo que para empezar está bastante bien.

jueves, 21 de marzo de 2013

Cosas de madre II: El edredón

En mi casa tenemos una expresión muy particular, es “echar el edredón”. Y significa tapar a alguien que puede haber hecho – o haber dejado de hacer – algo que no ha caído muy bien a su alrededor.

La creadora y experta como nadie en echar edredones es, por supuesto, mi madre.

Mi hermana y yo a lo largo de los años hemos aprendido a ver, dentro de su discurso, cuándo está echando edredones a alguien. No es que se haya vuelto menos eficaz, es que nosotras nos hemos hecho mayores y vemos más allá. Aún así, sigue siendo lo suficientemente audaz como para colárnosla en más de una ocasión. Para eso madre no hay más que una y esa siempre será ella.

Yo, a modo de entrenamiento para el futuro, había echado algún edredón principalmente a mi hermana (y ella a mí, todo sea dicho). Sin embargo, últimamente echo edredones a diestro y siniestro. Y eso ocurre desde que soy madre. Pero, ¿qué se puede tapar a un niño de menos de dos años? ¡Oh, tantas cosas!

- “No es que no te quiera, es que cuando está con sus cosas, no hay quien le dé un beso”. Cuando un abuelo le achucha e intenta llamar su atención y el niño se revuelve como si fuera una lagartija.

- “No es que no te escuche, es que cuando está con ‘Pocoyó’, no parte peras con nadie”. Cuando alguien lo llama y ni se digna a voltear la cabeza.

- “No le pasa nada, es que se ha levantado de la siesta y todo le contraría”. Lo que le respondes a la chica de la cafetería cuando estás intentando tomar un café y los gritos del niño se escuchan desde la calle.

Y así, desde que el mundo es mundo, la naturaleza sigue su curso y las hijas se convertirán en sus madres. Amén.

martes, 19 de marzo de 2013

Retazos de actualidad I: Chipre y el rescate quijotesco

¿Es broma?

En ocasiones la realidad parece una comedia; otras, un drama; la mayoría de ellas, una tragicomedia. Eso de que la realidad supera a la ficción hace tiempo que lo superamos. Lo cierto es que por momentos se viste de un surrealismo propio de los sueños, de esos sueños de los que no puedes escapar por mucho que corras. Lo bueno en estos casos es que, al despertar, sales de ellos. Lo malo es que de la realidad no se puede escapar, de ella no puedes salir.

Que últimamente leer la prensa se ha convertido en una actividad de alto riesgo también es un concepto superado y no voy a ser yo quien insista en ello porque todos en algún momento hemos sufrido alguna que otra taquicardia – nada de relevancia para el recortado sistema sanitario – leyendo lo último en Internet (que el papel vale dinero y ese euro me sirve para comprar unas cuantas barras de pan a 0,20; y el wifi se lo siso al vecino). No, a lo que voy es a que leyendo la prensa la realidad te gasta bromas pesadas… y lo peor de todo es que aunque cuando lo hagas se te quede la misma cara que tras haber escuchado un chiste malo, no son bromas…

Si no, que se lo digan a los chipriotas, que van a ser víctimas de un atraco no a mano armada, sino a mano tendida (de ayuda). Qué ironía.

viernes, 15 de marzo de 2013

Cosas de madre I: Caballeros andantes

Siempre he creído que los caballeros andantes eran cosa de cuentos (infantiles o no), hasta que un personaje de menos de 90 cm de estatura ha defendido mis cosas (léase mi bolso y mi móvil) al grito insistente e intransigente de “¡Es mamá! ¡Es mamá! ¡Es mamá!”.

Sin duda, una extrapolación muy bien traída del “¡Es mío!”, tan usual en su conversación en los últimos meses. Me he sentido halagada.

jueves, 14 de marzo de 2013

Remozando el blog

Toda persona necesita un remozado en algún momento de su vida. Y todo blog abandonado necesita un remozado si se va a retomar.

Creo que el mayor remozado que yo he tenido en los últimos tiempos ha sido el de convertirme en mamá, algo que hace que mi perspectiva de las cosas haya cambiado drásticamente en muchos aspectos, mi sensibilidad se haya disparado hasta límites insoportables y mis aprensiones se hayan multiplicado por cien. Algo de eso dejaré caer por aquí, seguro.

Mi vida laboral, sin embargo, no pasa por sus mejores momentos. Subtituladora autónoma, el flujo de trabajo es tan irregular que mi presencia de ánimo lleva en la UCI bastantes meses. A veces tengo la sensación de que me encuentro con que el umbral de dolor permitido va alejándose a pasos agigantados, obligando a mi mente a soportar más y más tensión. Pero estos son los tiempos que nos ha tocado vivir.

Mi vida personal se ha visto revolucionada con la llegada de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Me he subido al carro tarde, demasiado tarde (solo hasta diciembre tenía un móvil, no un Smartphone; no he tenido Facebook hasta hace algo más de un año y tampoco lo uso demasiado; y quiero hacerme un Twitter, ¡yuju!). Lo más arriesgado que había hecho yo en mi vida había sido tener un blog (este no fue el primero) y me duró bastante poco. Espero que esto no se convierta en otro intento fallido porque a mi parecer he dejado bastante bonito el blog.

¿Por qué vuelvo al blog? Principalmente porque quiero darle salida a mis ideas, algo impensable en el circuito oficial de ideas. Porque si no lo hago yo, nadie va a venir a preguntarme. Porque necesito estar en paz con mi mente, que cuanto más achantada estoy, más me recrimina mi pereza. La pereza, algo contra lo que lucho día a día.

¡Bienvenidos!