viernes, 26 de julio de 2013

My Stories Project

Como venía barruntando hace unas semanas (desde que comencé el nuevo proyecto), me es imposible dividirme. Por eso, dejo en stand by este blog, al que le tengo tanto cariño, y mudo alguno de sus contenidos a My Stories Project, concretamente mis "Cosas de madre". Sigo viviendo mil cosas con mi Mini M. y no quiero dejar de plasmarlas.

Ahora los viernes de My Stories Project serán "Es viernes, mamá". ¿Por qué no entras y lo descubres? Me haría mucha ilusión que los seguidores de Mi casa tiene goteras se pasasen por este nuevo blog y se diesen un paseo por todos sus post. 

Lo dicho, no es un cerrojazo definitivo, pero sí es un adiós temporal. Aunque si el adiós es por la razón por la que es, bienvenido sea.

¡Besos!

lunes, 15 de julio de 2013

Cosas de madre 15: De cabeza...

Esta calor nos trae de cabeza. No salimos de casa porque estar en la calle puede costarnos un susto y el pequeño personaje se sube por las paredes (y nosotros también). Así que, pese a que no somos muy partidarios de utilizar las tecnologías para entretener al peque, a veces, después de jugar a los coches, potrear el sofá (y a nosotros), ver por enésima vez "Ice Age" o "Blancanieves y los siete enanitos", entonces y solo entonces, lo camelamos con el iPad.

Nos hemos bajado unas cuantas de aplicaciones infantiles, aún demasiado complicadas para él pero igual de efectivas, y es la excusa perfecta para ir a hacer un pipí al váter (tras un mes de Operación Pañal Fuera, parece que se ve la luz al final del túnel - aunque aún está lejos, muy lejos), estar un rato sentados en el sofá sin que se nos monte encima como un monete o simplemente disfrutar con él sin sobresaltos (bueno, solo los sobresaltos producidos por un uso nada suave del aparatejo).



Y como estos niños parece que han nacido con una tablet bajo el brazo, la usa mejor que nosotros, salta de una aplicación a otra como por arte de magia y hace movimientos de manos que yo todavía no sé hacer para conseguir cosas que yo ni siquiera sabía que se pudieran conseguir con ella. No quiero ni pensar cuando sea mayor y la tecnología avance mucho más de lo que está ahora, será él el que se siente conmigo y, con toda la paciencia del mundo, me enseñe a utilizarla.

PD: Me duele en el alma tener tan abandonado este rinconcito de mi vida, pero el otro proyecto me tiene muy ocupada, sobre todo ahora que está empezando. En cuanto todo se normalice, volveré a Mi casa tiene goteras con energías renovadas. Por cierto, visitad www.mystoriesproject.blogspot.com!

viernes, 5 de julio de 2013

Cosas de madre 14: De sinvergonzonerías y cosas así

Comienzo con una reflexión y a ver hasta dónde me lleva: ¿Os habéis dado cuenta que lo que nos parece “supergracioso” en un niño de dos años en otro más mayor nos resulta impertinente?

Ejemplo: jugando a los coches con Mini M., él nos los va tirando y nosotros los vamos poniendo en fila. Pero si lo ponemos en el sitio equivocado o formamos una figura porque en ese momento nos hemos sentido inspirados y hemos querido ser originales mostrándole al pequeño qué padres tan guay tiene, él viene todo enfadado y nos destruye nuestra creación con un “No, papá” o “No, mamá” instándonos a seguir las reglas que ha inventado. Nuestra reacción es algo así como “Hay que ver qué carácter, ¿has visto? Mi niño…” y sonreímos.




Pensad en un niño más mayor haciendo eso… Creo que la reacción sería totalmente diferente. Aún así sigo pensando lo mismo... "Hay que ver qué carácter, ¿has visto? Mi niño...". Y sonrío.

lunes, 1 de julio de 2013

Proyectos, proyectos...

Siempre es bueno tener la mente ocupada en cosas, tener actividad, no parar... Yo no lo hago, ya sabéis que Mini M. me tiene en una alerta constante que me está costando los kilos (me estoy quedando estupendísima,  la verdad, jajaja).

Pero ahora de lo que hablo es de la actividad intelectual, sí, esa en que intentas desarrollar tu otra parte. Y como la situación laboral me ha quitado la oportunidad de hacerlo (ya sabéis, ando en standby temporal, que no en paro), me he tenido que buscar las vueltas para ocuparme en algo. Así nace My Stories Project, mi proyecto de relatos. No os quiero contar mucho más sobre él porque de lo que se trata es de que lo visitéis y lo descubráis por vosotros mismos, así que aquí os dejo las señas. Ni tenéis que salir de casa, con una vuelta digital lo veis y me decís ;)



El blog: www.mystoriesproject.blogspot.com
El Twitter: @mystoriespro
Y la página en Facebook (¡dadle a "Me gusta" si os gusta!!).

sábado, 29 de junio de 2013

Haber sentido inseguridad con SANITAS, incomprensible

Quizás escribir esto ahora, cuando aún todo está tan reciente no sea tan buena idea, pero no me sale de otra forma. La situación que hemos vivido en la recepción de un hospital privado ha sido de lo más indignante, más aún tratándose de mi hijo.

Guille se ha caído y se ha hecho una pequeña brecha encima de la ceja. Hemos salido pitando para el hospital. ¿Por qué privado? No sé, podríamos haber ido al de la Seguridad Social, pero tenemos un seguro privado precisamente para momentos como este, que a priori te atienden más rápido. Nos hemos dado de bruces con una burocracia que no nos esperábamos. De aquí se pueden sacar mil debates sobre salud privada o pública, pero la cuestión es que fuimos a un hospital privado y ya está. De igual forma que vamos al ambulatorio de la seguridad social donde tenemos su pediatra cotidiana. Usamos los dos sistemas de salud y para las urgencias, por el tema de la rapidez y la comodidad, optamos por el privado.

Nos dicen que la brecha necesita puntos y que sería conveniente que fuera un cirujano plástico quien le hiciera la sutura para evitar cicatrices feas. Ellos no tienen cirujanos plásticos de guardia, así que nos derivan a otro hospital donde sí que tienen. Este hospital es el Viamed Santa Ángela de la Cruz, en Sevilla: servicio estupendo, a nuestra disposición en todo, cariño y cuidado. El hospital al que nos derivan, el Quirón Sagrado Corazón, también en Sevilla, servicio también estupendo, médicos y cirujano con una única preocupación, el niño.

¿Cuándo viene el problema? A la hora de pedir la autorización a nuestra aseguradora, SANITAS. La actuación de un cirujano plástico (por ser plástico) a priori no lo cubre la póliza. Solo es posible mediante informe del cirujano plástico en cuestión y autorización del tribunal médico. El informe del cirujano plástico no es obstáculo. El obstáculo es que, al ser sábado, el tribunal médico está cerrado. Cubren sutura normal, es decir, que lo cosa un cirujano general, con el riesgo de que la costura no sea todo lo fina que debiera ser y que la cicatriz, estando en el lugar donde está (SOBRE LA CEJA), se quede fea y antiestética. Sin menospreciar a un cirujano general (Dios me libre de una cosa tan absurda), si un médico te dice que es mejor que sea un cirujano plástico, ¿tú qué haces? Pues eso.

Si la explicación para la no autorización era otra, no me lo han explicado bien y mi nerviosismo por la situación no justifica que yo haya podido entender otra cosa.

Las cuestiones que se abren ante esto son muchas, me quedo con esta:

-      ¿Un tribunal médico de una aseguradora de SALUD está cerrado porque es fin de semana? ¿Tendría que esperar al lunes para que le dieran la autorización? ¿Le digo al pequeño que haga el favor de no caerse y hacerse brechas los fines de semana y que procure hacerlo solo de lunes a viernes? INCOMPRENSIBLE. Yo no conozco las formas de trabajar de las aseguradoras de salud, pero lo lógico y normal (al menos lo lógico y normal para las mentes mundanas como la mía) es que, igual que hay guardias en hospitales y centros de salud con el personal sanitario, también los haya en este tipo de organizaciones porque la salud es algo IMPREVISIBLE. 

Aparte queda mi indignación por estar pagando un dinero importante al mes, un dinero que nos cuesta un esfuerzo económico, un dinero que es superior a muchos otros seguros médicos, y que me respondan, en el momento de la verdad así.

Aparte queda también que todo esto ha pasado en la recepción de un hospital privado, al teléfono con una chica que seguramente no tiene ninguna responsabilidad sobre lo que ha pasado y que se ha tenido que tragar y responder con respeto a unos padres que, lejos de perder la educación, se encontraban bastante nerviosos. Cuanto y más al estar observados por la gente de alrededor.

Y no queda nada aparte que yo hoy he sentido inseguridad con respecto a la salud de mi hijo y que me la ha provocado una aseguradora de salud, SANITAS, cuya misión es precisamente la contraria. Que no somos ingenuos, que sabemos que una aseguradora es una aseguradora y la relación que hay entre nosotros es una transacción económica para que nos presten un servicio, pero el objeto de ese servicio es el más delicado de todos los que existen: la SALUD. Solo por ello no deberían dejar en la estacada a sus clientes y que la solución no fuera NO AUTORIZAMOS cuando tienes a tu hijo con una brecha, sino otra vía por la que el paciente fuera lo principal.


¿Cómo ha quedado todo? En el hospital, primando lo que realmente es importante, han suturado a mi hijo. Lo ha suturado un cirujano plástico, sí. Le han dado cinco puntos. Ha expedido el informe pertinente de necesidad de tal acción y ahora se tendrán que pelear hospital y aseguradora para los costes de la intervención. Lo peor que nos puede pasar es que paguemos la misma, asumido lo tenemos. Igual de asumido que estaremos con SANITAS hasta que finalice el año, porque no nos queda otro remedio, y que luego buscaremos otro seguro médico privado porque el problema no han sido los médicos sino la aseguradora. 

jueves, 27 de junio de 2013

Cosas de madre 13: Operación "Pañal Fuera"

Estamos en esos días del mes… en que hemos empezado a estar sin pañal. Los hemos desahuciado sin contemplaciones y yo no sabría decir cuál de los dos estaba menos preparado para semejante trance, si mini M. o yo. Más bien yo, porque mini M., el primer día sin pañal, se siguió comportando como si lo siguiese llevando, es decir, haciéndose todo allá donde le cogiera.

Ahora llevamos cuatro largos días en los que tengo la casa cubierta de empapaderas: en su cama, en la mía, en el sofá, hasta en la sillita del coche tengo una. A veces es algo inútil, pero necesario al fin y  al cabo. Reconozco que quitarlo de hacer lo que sea, la mayoría de las veces jugar, para ir al baño cada quince minutos debe ser un fastidio. El peque en ocasiones va como un cordero al matadero cuando le digo algo del baño y otras se escapa por la casa huyendo del destino cierto que le espera, a saber, diez minutos mínimos animando a su pipí a salir para luego decirle adiós tirando de la cadena. Por eso el cuarto de baño se ha convertido en otro espacio de juego en el que abundan los juguetes. Y cuando no, lo intentamos sentar en el “coche del pipí”, un orinal en forma de coche que se pone por montera en el momento más inesperado.




Paciencia me dice todo el mundo y yo, de momento, he comprado otro par de cajas de slips para no desquiciarme con las lavadoras y los lavados a mano.

martes, 25 de junio de 2013

Cosas de madre 12: El relax del guerrero

Como dirían algunos, ¡qué me gusta lo que hago! Esta foto me gustó y la twiteé con el significado más profundo: el relax del pequeño personaje me fascina, qué bien vivir así.



El tweet original decía: "Viernes, bibi, Dora, relax... Buenos días!".

jueves, 20 de junio de 2013

Cosas de madre 11: Las nuevas habilidades

Acompañar al pequeño personaje en su aprendizaje está siendo un viaje fantástico y sorprendente. No me cansaré de decir que día a día veo cambios, diferencias y todo eso me fascina. Y como yo peco de lo que pecan todas las madres: sí, esto es diferente a todo lo que puedan vivir las demás mamás del mundo.

Aunque de esto ya hace un par de semanas, la baja por enfermedad nos cogió desprevenidos y  no lo pude postear en su momento: mini M. salta con las dos piernas a la vez. No levanta un dedo del suelo, pero se le ve tan feliz intentándolo. A mí, que me encanta ver la postura que toma para hacerlo, le animo diciéndole: “¡Salta, salta!”. El pobre mini. M. se pone nervioso y termina descoordinando, natural.



Ahora toca ver si logramos controlar la bajada de escaleras. Será arduo, lo sé, pero conseguiré que no se tire como un kamikaze bajando tres escalones de una sola vez.

lunes, 17 de junio de 2013

Cosas de madre 10: De Dalsys, Apiretales, Virus y Bacterias

Dos semanas de ausencia y parece que he estado fuera toda una vida. He visto como la vida digital pasaba delante de mis ojos y no podía, ni quería, hacer nada por participar en ella. El pequeño personaje se ha puesto malito y hemos hecho una visita al hospital de varios días, tras otros tantos de convalecencia en casa. Agotamiento mental y físico, ¿y yo quiero tener otro? La raza de las madres está extrañamente majara.

Estos días me ha dado por pensar mucho, mucho. Y una de las cosas en las que más ha incidido mi pobre mente insistente es en la necesidad de enseñar a los padres a tratar con las enfermedades de los más pequeños. ¿Por qué no supe nada de Apiretales y Dalsys hasta que no los necesité? ¿Por qué en las clases de preparación al parto me hablaban de cómo amamantar a mi futuro bebé o de las mejores cremas para el culito y no de qué cosas pueden afectarle y qué tengo a mano para tratarlo? Apiretal, Dalsy, Eupeptina (comprada pero no llegada a utilizar), supositorios de glicerina, supositorios para la fiebre, Ventolín… A mí, con que me hubieran hablado de los dos primeros, me hubiera bastado. Y ya si me hubieran dicho desde el principio que Apiretal era paracetamol y Dalsy, ibuprofeno, le hubiera estampado un besazo a la monitora. Los baños de agua fresca para fiebres de cerca de 40 ya están agregados en la sabiduría popular (más bien en la sabiduría popular del señor M.).




En fin, vuelvo al ruedo poco a poco, sabiendo que esta lucha contra un bicho invisible (que no inexistente) no es más que una entre mil. Más peligro tienen los virus y bacterias que las caídas y las peleas.

lunes, 3 de junio de 2013

Cosas de madre 9: Y la solución es...

Antes de nada, me gustaría disculparme por haberme hecho tanto de rogar a la hora de publicar las soluciones. Prometo que no ha sido una estrategia para atraer lectores o mantener en vilo a los que ya tengo. Más bien ha sido un error de tiempo, ese error de tiempo que sufro tan asiduamente y sin que me dé cuenta desde que soy madre: de repente son las diez de la noche y no sé qué he estado haciendo desde las ocho de la mañana. Mirar el reloj se ha convertido ya en una experiencia de alto riesgo porque me devuelve lecturas sorprendentes. El fin de semana tuve que asimilar que el post de soluciones sería para el lunes, ¡qué remedio!

Una vez dicho esto, me gustaría agradecer todos vuestros comentarios y denodados intentos por descifrar el lenguaje del pequeño personaje. Os habréis sentido como yo el 95% del tiempo que paso con él: confusa y sin saber para dónde tirar. Sin embargo, he encontrado que algunos tienen una gran capacidad de entendimiento, les envidio. Como José María Ruiz Garrido, de La parejita de golpe, que ha acertado gran cantidad de cosas.

Sin más dilación, paso a las soluciones:

Autú oho: autobús rojo.

Aaló: Pantalón.

Umo: Zumo. (Últimamente, mumo).

Ava: Agua.

O-e-oha:  Bob Esponja.

Tata:  Caca, vaca, según contexto.

Tate: Chocolate.

Tato: Zapato.

Iaio: Caballo.

Iaie: Calle.

Toto: Moto. (Ver La moto de Spiderman).

Ohe: Coche.

A-ommí: A dormir.

Abe: Tablet.

Pepa: Pepa, tal cual. Tengo que confesar que puse esta palabra pensando en Pepa, el pájaro de su abuela Joaqui. Pero claro, Pepa Pig estaba antes y sí, decía Pepa (mal que me pese porque me cae fatal).

Naí: Nariz.

Nano: Mano.

Atí: Aquí.

Enanio taí: Cumpleaños feliz. (Complicado, ¿verdad? Pues hasta que yo lo saqué…)

Oto (¡oto, oto, oto!): ¡Otro, otro, otro! (Siempre de tres en tres).

Alú: La luz.


Pues hasta aquí las soluciones, ¿os sorprendieron algunas?

jueves, 30 de mayo de 2013

Cosas de madre 8: Adivina, adivinanza.

A continuación os propongo un juego, pero antes…

Últimamente, mi cabeza no hace más que darle vueltas a cómo entender las parrafadas de mi pequeño personaje. Por momentos, lo entiendo; por momentos, siento una gran impotencia al ver su cara de frustración cuando observa que no estoy comprendiendo nada de nada y repite una y otra vez lo mismo. En mis sueños, hablo su idioma y tenemos unas conversaciones geniales; en la realidad es todo lo contrario. Al menos, ya he asimilado que algunas palabras, él las convierte en dos y al contrario.

A lo que iba, os propongo un juego. Lo que pongo a continuación son trascripciones más o menos parecidas de algunas palabras que el mini M. (gracias a Pumi por esa denominación, que me ha encantado) ha aprendido y repite tan a menudo y con un contexto tan marcado que no puedo dejar de entenderlas.

Autú oho        aalón        umo         ava
o-e-oha          tata           tate         tato
iaio                iaie            toto         ohe
a-ommí          abe           pepa        naí
nano             atí             enanio taí
oto (¡oto, oto, oto!), alú.


¿Qué diríais que significan? En el próximo post pongo las soluciones.

martes, 28 de mayo de 2013

Cosas de madre 7: Las zapatillas rojas





Puede que últimamente esté repetitiva con el tema de los post, ya lo avisé cuando volví. Y quien avisa no es traidor.

Pero es que no dejan de fascinarme, sorprenderme, emocionarme, enternecerme los cambios que por días van apareciendo en el pequeño personaje. Todos ellos sin que él se dé cuenta y muy presentes para mí.

Hasta hace un par de días (¡un par de días!), nunca se preocupó por lo que llevaba puesto. Le daba igual ocho que ochenta el zapato que le pusiera o la camiseta que escogiera yo para combinar con su pantalón. Ayer, tras un insistente “¡Otro, otro, otro!” (pronunciado “oto, oto, oto”) y “¡Rojo, rojo, rojo!” (pronunciado “oho, oho, oho”, con la “h” aspirada), me hizo cambiarle las zapatillas blancas que le había puesto por unas exactamente iguales pero en color rojo. Tras el cambio, cara de satisfacción y yo, cara de alucinada.


¡Es que este peque me encanta!

jueves, 23 de mayo de 2013

Cosas de madre 6: La moto de Spiderman



Lo que es hoy, no es mañana; y lo que es mañana, no es pasado. Eso nos pasa a nosotros y les pasa a ellos. La diferencia está en que los adultos nos fijamos mucho más, por muy diversas razones, en lo que hacen ellos que en lo que hacemos nosotros.

La moto de Spiderman lleva rodando por casa desde que la señora M. se la regalara con gran ilusión por Navidad (lo escribo así, tan alegremente, porque no creo que esto lo vayan a leer personas susceptibles de no conocer el gran secreto). Yo creía que era pronto, a pesar de la recomendación “A partir de 18 meses” que aparecía en los catálogos. Ni la ropa ni los juguetes son nunca para las edades recomendadas en las etiquetas. Tendrían que mejorar eso porque el Señor Potato también lleva meses mirando la vida desde la estantería y solo ahora está saliendo de su exilio.

Pues bien, la moto de Spiderman se ha convertido en su must del momento. Escuchar la palabra calle, poner cara de sorpresa (algo teatrero sí que es), montarse en la moto y salir rodando hacia la puerta es todo uno. Llevamos ya un par de días que no cogemos el carro, su gran olvidado, si tuviera sentimientos, se sentiría herido en lo más profundo porque ya no quiere empujarlo a ciegas por la calle.


Es fascinante ver cómo sus actitudes cambian día a día, sus gustos, sus comportamientos… Ya hay cosas que echo de menos, aún teniéndolas. Por ejemplo, sé que me he vuelto incómoda, mi regazo no es lo suficientemente grande para alojarlo con amplitud a pesar de que lo intento, pero cuando por fin coge la postura, ¡es tan gratificante! Aunque yo esté aguantando otra postura no tan gratificante para mis músculos. Sé que no durará mucho.

Por eso la moto de Spiderman tiene un significado más profundo para mí, aunque para él solo sea su medio de transporte perfecto para ir de paseo o simplemente, desplazarse de una habitación a otra en casa frenando su carrera contra muebles y puertas.

lunes, 20 de mayo de 2013

RELATO 1: Cuando despertó, no sabía dónde estaba.

Cuando despertó, no sabía dónde estaba. Desde luego, no era la habitación donde se había acostado la noche anterior y, desde luego, esa no era su cama. Miró hacia su derecha y no supo ver la cama de su hermana. En la pared quería ver su espejo, ese espejo redondo que su madre recogió de una mudanza del barrio, pero tampoco lo vio. Volvió sus ojos al techo y no reconoció la lámpara. Su lámpara era de cristales, herencia de su abuela, quizá lo único con valor que había en todo su dormitorio. Se tapó un poco más.

La claridad entraba por la ventana a través de las rendijas que dejaba la persiana bajada. Al menos seguía existiendo la claridad y eso la reconfortó en parte. Pero quería saber qué había pasado con su hermana que se acostaba todas las noches junto a ella y con su madre, que la venía a despertar cada mañana. Anoche mismo le había dado un beso en la mejilla y le había cantado una canción porque en su casa no se contaban cuentos, se cantaban canciones para dormir. Mientras lo hacía, ella había acariciado su pelo largo, suelta la coleta que la acompañaba durante todo el día, y había deseado tener una melena tan larga como esa. ¿Por qué cogería piojos en el colegio? ¿Y por qué la única solución que habían encontrado había sido cortarle el pelo como a un niño? Al principio no le había importado, así estaban casi todas las niñas de su clase, pero ahora que veía el pelo tan precioso de su madre, creía que jamás llegaría a tenerlo como ella.

De nuevo la atenazó el miedo, no encontraba explicación. Todo era diferente y una sensación de pánico le subió por la garganta instándola a gritar. Pero no lo hizo porque entonces entró una mujer. Era morena, como su madre, pero no era su madre. Esta era más mayor, con ojeras y un andar cansado. Cuando la miró, le sonrió, y esa sonrisa le alivió un poco, invitándola a abandonar la fuerza con la que se asía al edredón.

- Shhh, señorita. Shhh, señorita. – La llamó, porque su madre le enseñó una vez que la educación nunca había que perderla, ni en los momentos más difíciles.
- Sí, mamá, ya voy. – Le contestó la mujer mayor tan parecida a su madre pero que no era su madre. Y entonces, la familiaridad de su trato y la caricia que le regaló, le arrancaron una sonrisa de satisfacción, dejándose hacer.

Este relato se me ha venido a la cabeza pensando en mi abuela, que murió de Alzheimer hace ya más de diez años, aunque esto es todo ficción. Dentro de la tragedia de esta enfermedad, yo le encontré una sola cosa buena: días antes de irse, volvió a ser una niña y yo, sabiendo que tuvo una infancia feliz a pesar de los tiempos de adversidad, sé que estuvo bien.

viernes, 17 de mayo de 2013

"Foloumí"

“Foloumí, foloumíiiiiii, pliiiiisssss…”.

Una de las cosas “buenas” que me ha traído esto de quedarme en pause (en paro suena muy pero que muy requetemal), es que me ha dado por ponerme al día en las nuevas tecnologías (a partir de ahora NNTT, por favor).

Estoy cumpliendo con más o menos éxito lo de postear una vez a la semana (sí, mi inventiva no da para mucho más); soy una chica Facebook que ha revitalizado su perfil (cambios de imágenes de perfil y portada incluso); y me he hecho un Twitter (sueno como mi madre: “¡Niña, que me he hecho un Twitter!”). Pero es tan duro llevar todas estas cosas para adelante. No tengo tiempo para nada y estar al tanto de los twits es tan sacrificado. Me siento mal cuando le contesto de pasada a un insistente pequeño personaje que eso que señala es efectivamente un coche rojo mientras leo las últimas publicaciones de los que sigo. Y luego, cuando el chiquillo quiere coger el iPad, me da miedo que se “envicie” como la niña de cuatro años de Reino Unido que está en desintoxicación tecnológica, y le digo que le diga adiós a la tablet, cuando lo único que quiere él es bichear en su aplicación de animales (y cuando la primera “enviciá” de las NNTT soy yo).

En fin, todo este rollo es para pediros que me sigáis, que los comienzos en Twitter son duros como cuarentena con cólico del lactante (creo que me he pasado) y que me encontraréis como @mcanalbarrera.

Como veréis, he unificado identidad e imagen: ya no soy M., soy María Cañal (aunque seguiré siendo M. toda mi vida, snif); y mis fotos de perfil coinciden. ¡Si supierais la de nuevas tecnologías (uy, perdón, NNTT) que he usado para hacer eso! Pero eso, eso es otro post.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Suertuda

Pues sí, hay veces que una tiene suerte y se encuentra, por ejemplo, con que le han dado tres premios, así del tirón. Y yo, más feliz que unas pascuas, porque eso me da ánimos para continuar este a veces solitario camino del blogueo.

Los premios son: One Lovely Blog, Liebster y The Versatile Blogger.



Aunando todos, sus normas serían estas.

- Nombrar y agradecer el premio a la persona que te lo concedió.
- Responder a las 11 preguntas de la persona que te concedió el premio.
- Conceder el premio a 11 blogs que te gusten, que estén empezando o que tengan pocos seguidores (menos de 200 sería una buena cifra).
- Elaborar 11 nuevas preguntas para los blogs que premias.
- Informar del premio a cada uno de los premiados.
- Visitar los blogs que han sido premiados junto al tuyo.
- Para no romper la cadena, evitar mandar el premio al blog que te lo envió.

Bueno, a ver, ¡no tengo 11 blogs! La histeria se apoderó de mí anoche cuando lo vi, pero después de respirar hondo varias veces, decidí que las reglas están para romperlas… un poquito. Como no tengo esos 11 blogs, me comprometo a cumplir esa norma (y cuantas le siguen en consecuencia) en cuanto los recabe, me comprometo a bloguear más y encontrar diamantes en bruto deseando ser descubiertos en la red. Pero es que no quería demorar mi post de agradecimiento a… (y con esto cumplo la primera norma, aunque lo hubiera hecho de todos modos) José María Ruiz Garrido, de La parejita de golpe. Estamos acostumbradas a leer las peripecias de las mamás, pero los papás, ¡ellos tienen tanto que decir! Y por supuesto que estoy visitando a todos sus premiados, ¡eso me abre el camino para continuar la senda!

Y ahí van mis respuestas a sus 11 preguntas:

-¿Sigues muchos blogs?
Sinceramente no. Y no porque no quiera, sino porque no tengo tiempo. Principalmente intento estar al tanto de los últimos posteos de los blogs que recomiendo en micasatienegoteras.

-¿Alguna temática en particular te gusta más?
Me gusta los que cuentan la vida con humor, porque de pesimismos ya vamos surtidos.

-¿Repasas mucho la ortografía y corrección de tus entradas?
Soy una obsesa en este sentido, y desde que trabajé de subtituladora, más aún. Mi marido me tiene como asesora en este tema.

-¿Prefieres irte por las ramas, o ser directo y conciso?
He aprendido que ser directa y concisa es más efectivo, porque me iba por las ramas demasiado. Cuando escribo algo, depuro hasta dar con lo más imprescindible. Como verás, no siempre lo consigo, la cabra tira al monte.

-¿Te gustaría escribir de otras temáticas? ¿Cuáles?
Me gustaría escribir más sobre actualidad, pero creo que sería políticamente muy incorrecta y no sé si eso me vendría bien.

-¿Cuántas cadenas de mails y powerpoints (ésta no cuenta) has roto en tu vida?
Pues, sinceramente, todas las que me llegan.

-¿Podrías llevar un blog conjunto con otros blogueros sin interferir en sus entradas?
¿Por qué no? Conociéndonos y respetándonos, todo es posible y pueden surgir proyectos interesantes.

-¿Hasta cuánto crees que podrás mantener la actividad relativamente normal de tu blog?
¡Uf! Yo espero que de forma indefinida, pero ya tengo una experiencia anterior y no las tengo todas conmigo. Pero esta vez tengo tres premios, así que me debo a mis lectores, jeje.

-¿Tiene página de Facebook/Google+/Twitter tu blog?
Tengo Facebook y Twitter yo, como persona individual, y ahí saben que paso mis días blogueando a veces.

-Comic Sans, ¿sí o no?
Pues sí, me gusta, es taaaan natural.

-¿Star Wars o Star Trek?
Star Wars. Star Trek ni la he visto y aún recuerdo que, de pequeña, era un acontecimiento cuando echaban en la tele alguna de “La Guerra de las Galaxias”, emoción solo comparable a las reposiciones de “Los Goonies” y de “Regreso al futuro”. Desde luego cuando mi pequeño personaje tenga edad, haré maratones de cine “antiguo” con él y repondré en casa estas joyitas.

Bueno, espero haber sido profesional a la hora de contestar, y si no, al menos parecerlo.

PD: Para ir abriendo boca, os dejo un par de blogs que sigo y que me encantan: uno porque precisamente cuenta la vida con mucho humor. No es precisamente nueva en esto de los blogs porque yo la sigo desde antes de micasatienegoteras, pero entra dentro de la condición de que tenga menos de 200 seguidores (que no estarán ahí, pero seguro que la leen). Y sin más preámbulos, es Triando de Pumi. El otro, Mis labores y punto, el blog de una gran amiga que es una artistaza, si no, bichead sus posts.





miércoles, 8 de mayo de 2013

Reflexiones de sofá: Libro en papel vs Libro electrónico

Hay veces que me da por pensar, pensar, pensar… tan pesada me pongo que me tengo que dar la vuelta en el sofá para sacudirme la intensidad. Dormir la siesta a veces es tan complicado.

Ayer me dio por ver las contradicciones de mi vida analógica y mi vida tecnológica, concretamente en lo que a libros se refiere. Porque en mi existencia hay un debate interno: quiero un e-book, de tinta electrónica, pequeñito y molón, con su funda de color, ¡ay (suspiro), lo quiero! Pero, por otro lado, me pirran los libros en papel y toda su parafernalia, especialmente los marcapáginas, ¡los hay de tantas formas!

Así las cosas, me asaltaron como ladrones de mi siesta estas preguntas:

¿Qué va a ser de la emoción de desenvolver un libro envuelto en papel de regalo? Antes de que nos lo den, sabemos que es un libro. Vale que hemos dejado listas de libros interesantes por todas las partes de la casa, para que las encuentren las personas que queremos (en mi caso, el señor M.). Vale que la forma es obvia, pero está la curiosidad del título, si hay extra dentro (la pesada de los marcapáginas de nuevo). ¿Ahora con el libro electrónico qué me dirán: “M. entra en tu e-book y mira en tu biblioteca virtual, ahí está mi regalo de cumpleaños”? Qué soso.

¿Qué va a ser de mi protocolo pre-lectura? Es decir, dejar el libro (físico, en papel) durante unos días vagando por el salón: de la mesa al sofá, del sofá al mueble, del mueble de nuevo a la mesa, para ir viendo el título y que mi mente se vaya haciendo a él; luego, elegir un marcapáginas, ¿el mismo de siempre que me encanta o ese nuevo que me compré en un mercadillo? Y… ¡comenzarlo a leer! Abrir las primeras páginas, doblar las cubiertas, dejarlo olvidado en el sofá y que el pequeño personaje haya quitado el punto de lectura para cuando lo vuelva a coger. Con el e-book, ni vagabundeo por el salón ni marcapáginas y, por supuesto, nada de dejarlo olvidado en el sofá, que el aparatejo vale mucho y no puedo perder solo la página por la que voy.
¿Qué va a ser de mí sin las librerías? Está muy bien perderse en Internet buscando libros, opiniones de libros, primeros capítulos, es una pasada. Pero el otro día fui a comprar un libro, en papel, y descubrí que echaba de menos vagabundear (qué me gusta el vagabundeo) por los estantes, ver las cubiertas y leer las sinopsis solo porque me ha gustado lo que hay en la portada, apuntando los títulos que me llegan en mi aplicación Evernote de mi smartphone, todo ello acompañado de ese olor inconfundible de papel y tinta. Qué mezcla.

¿Qué será de las ferias del libro si el libro electrónico se alza como ganador? Los stands dejarán de ser expositores de libros para convertirse en grandes ordenadores de los que, previo pago a través de Internet, podrás descargarte tu adquisición. ¿Y las firmas de libros? Ahí mi mente se ofuscó un poco buscando alguna solución cibernética, pero como yo nunca he sido muy futurista, no encontré ninguna que me satisfaciera lo suficiente. Supongo que en ese mundo en el que el libro electrónico fuera el sumun, el libro en papel quedaría relegado a un artículo de coleccionista. Qué lástima, siempre nos quedarían las bibliotecas.

Pero la falta de espacio me aboca al libro electrónico (es una de las excusas que me pongo para hacerme con un e-book). Entonces, pasaré a desarrollar mi síndrome de Diógenes literario al mundo virtual y no molestaré a nadie. Supongo que acabaré por comprarme en papel solo aquellos libros que estén en la parte alta de mi lista de interés, de autores que sigo normalmente, y así podré continuar usando mis amados marcapáginas.

Llegados a este punto, el tiempo de descanso casi había expirado, el pequeño personaje dijo “estoy aquí y quiero la merienda” con su habitual berrido postsiesta desde la cama. Porque… ¿no es verdad que los pensamientos se estiran como un chicle cuando se está en un duermevela? Qué extraño.

viernes, 3 de mayo de 2013

Serieando

No estoy tan segura de que esta adicción a las series sea algo tan de adultos. Me veo como cuando era pequeña y esperaba con ansia el próximo capítulo de “Campeones”, me despegaba rezongando del televisor por no terminar de ver “Los Caballeros del Zodiaco” o me maravillaba con la enésima reposición de “Verano azul”.

Ahora, sin embargo, salto en el sofá de mi casa al acabar el capítulo de turno de “House of cards”; protesto por el sinsentido de rodar los últimos ocho capítulos de “Breaking bad” ¡en agosto! (quedando en mi retina esa última escena en el váter, monumental); y me indigno cuando creía que a “Mad Men” le quedaba solo una temporada ¡y le quedan por lo menos dos!

“Fringe” no sale en español y el señor M. se niega a verla subtitulada. Misma situación para “The good wife”. “The walking dead” me ha dejado con varios interrogantes en la cabeza y aunque todas las críticas son buenas, yo creo que hablan demasiado y se montan unos discursos a lo patriótico de no te menees, aunque si yo me viera en esa situación, quizá también haría lo mismo para no volverme loca. El último capítulo de “Homeland” me dejó al borde del precipicio, debo confesar que todos y cada uno de los capítulos de esta temporada me hicieron saltar del sofá como lo está haciendo ahora “House of cards”. O quizás es que yo soy demasiado fácil de sorprender.

“Girls” me dejó indiferente y después de una primera temporada prometedora, dejé de verla a las primeras de cambio en la segunda temporada. No me gustó cómo Hannah trata a Adam y eso fastidió mis expectativas. “The Big Bang Theory” y “Modern Family”, nuestras dos series de “vamos a ver algo ligerito” que acompañan nuestros almuerzos cuando el pequeño personaje no nos deja prestar mucha atención ni a la tele ni a la comida. “Juego de tronos”, esperando que esté completa, ¡no aguanto esperar una semana entera a que salga una nueva dosis! ¿Por qué no inventan un nuevo sistema para hacer las series más rápidamente? Patidifusa con el primer capítulo de “Black Mirror”, ya no podré mirar nunca más a un cerdo a la cara.

“Shameless”, versión británica, un original hallazgo. “Downton Abbey”, porque el culebrón bien hecho merece la pena verlo. Por eso también estamos abonados a “Gran Reserva”. Somos fanes de Vicente Cortázar, aunque creemos, el señor M. y yo, que abusan demasiado de aquello de escuchar detrás de una puerta/a la vuelta de la esquina.

Volví a la adolescencia viendo “Crónicas vampíricas”, no estoy orgullosa de decir que la veo, pero es la verdad. Sin embargo, ya me estoy cansando de tanto pacto traicionado y nuevos pactos que saben que no van a cumplir. Cansinos. Creo que voy a tener que poner en práctica lo que hace tiempo hago con los libros: si llego un punto en que leer un libro me supone un suplicio, ¿por qué seguir haciéndolo? Se supone que lo hago por placer. Ya no tengo remordimientos de conciencia cuando los dejo a medias (en el mejor de los casos) o simplemente empezados. Pues con las series, igual, mi tiempo es demasiado precioso para emplearlo en ver algo que no me gusta, puedo leer lo que les acontece a los personajes por Internet.

Horatio Caine dejó un profundo vacío en nuestras vidas. Hemos sido seguidores incondicionales de "CSI Miami" y "CSI Las Vegas", las demás franquicias no nos han llegado. Y si bien para el señor M. Horatio era su crack, a mí me gustaba Grissom y más aún el que está ahora, Ted Danson haciendo de D.B. Russell.

Yo, que tengo una cultura de serie española muy pronunciada, empezando por “Médico de familia” que en casa vimos entera; “Celia”, otra reminiscencia de la infancia y de la que guardo un grato recuerdo y “Los Serrano”, de la que he visto más temporadas de las que me gustaría; añado a mi lista, por ejemplo, “Familia”. Son muchos los fallos que le vi, en todos los sentidos, pero me gustó y como duran tanto los capítulos, me da para almorzar (cosa que hago sola antes de ir a por el pequeño personaje a la guardería) y tener una pequeña sobremesa entretenida. Con “Cuéntame” he tenido una relación de amor-odio. La empecé a ver, seguí varias temporadas, me perdí otras tantas, y desde la temporada anterior la he vuelto a recuperar. Siempre está ahí y se agradece.

Y anhelo la vuelta de “Los misterios de Laura”. Creo que hay nueva temporada pero como TVE está tan reticente a estrenar, pues sufrimos sus retrasos. La última temporada me acompañó en la lactancia del pequeño personaje y de eso van a hacer ya dos años. El señor M. y yo, movidos por la serie histórica “Los Tudor”, celebramos el estreno de “Isabel” y no podremos sumar audiencia viendo su siguiente temporada (que espero que tenga) porque no tenemos aparatito que nos controle.

Me dejo muchas en el tintero, ahora que lo pienso, demasiadas, daría para otro post (que haré). Muchas series las vemos juntos, el señor M. y yo; otras, solo yo, como “Llama a la comadrona”, “Crónicas vampíricas” o “Entre fantasmas” (por cierto, la versión española no me ha atraído nada, todo parece chapucero); otras, solo él, como “Deadwood”. En fin, la lista se alargaría con “Hermanos de sangre”, “Sherlock”, “The Hatfields and McCoys”

No sé en qué momento cambió nuestro modo de ver televisión, ahora entiendo a una chica con la que trabajé y que, cuando se casó, no se compró una. Yo tampoco la necesitaría, con tener un ordenador me bastaría. Veo lo que quiero cuando quiero y puedo jurar que Clan es el canal de televisión más visto en mi casa, lo tengo de fondo la mayor parte del tiempo: me he hecho fan incondicional de Bob Esponja y creo que “Jelly Jamm” son unos dibujos fantásticos. Dora la exploradora me pone nerviosa con sus preguntas esperando respuesta y no soporto a Pepa Pig, aunque al pequeño personaje le fascina.

domingo, 28 de abril de 2013

Cosas de madre 5: La multiplicación de los peligros

Igual que se multiplicaron el pan y los peces, las madres como yo multiplicamos el alcance de los peligros de forma exponencial.

Para nosotras, aprensivas por naturaleza y agudizadas después de dar a luz, una mesa cuadrada deja de tener cuatro esquinas para pasar a tener cuarenta; y la distancia entre la cama y el suelo deja de ser de cincuenta centímetros para pasar a ser de cinco metros.

Y es que el pequeño personaje campa a sus anchas por el mundo sin ver uno solo de los peligros que mis ojos captan, analizan y valoran a la velocidad del rayo (viviendo en un ¡ay! constante). Lástima que no esté bien visto liar a los niños en plástico de bolitas.

Y lo peor de todo esto es que, sabiendo que lo llevo en los genes, no se cumplirá lo que la señora M. está cansada de decirme: que decrecerá con los años. Es más, cuando el pequeño personaje se vaya de excursión a pasar el día al campo, para mí será como si se fuera a los Alpes suizos; y el domingo, cuando se vaya a jugar el partido de fútbol, será como enviarlo a prácticas de guerra de las que puede volver con piernas o brazos rotos. No quiero ni pensar cuando sea adolescente…

Haciendo balance, no sé cómo hemos podido sobrevivir nosotros sin los elementos de seguridad para los enchufes, las puertas, los picos de las mesas, los baños, sin sillas especiales para el coche, sin cascos para las bicis, sin rodilleras para los patines, yendo cinco personas en el asiento de atrás de un coche unos encima de otros… Hemos vivido peligrosamente, quién me lo iba a decir a mí.

jueves, 18 de abril de 2013

Cosas de madre 4: Sigue siendo una pasada ser madre

"Sigue siendo una pasada ser madre". Ayer, en una conversación con una amiga, salió esta frase. Puede ser difícil de encajar si vemos el contexto: Feria de Sevilla, ella con su niña de 15 meses en el regazo; yo, con el mío colocado en casa de mi suegra. Todo tiene una explicación: las presentaciones el día anterior entre Feria y Guille no fueron como esperábamos, quizás el único momento en que el niño dejó de berrear fue cuando se montó en un bufalito en uno de los tiovivos de la Calle del Infierno, aunque yo no daba un duro por que durase una vuelta entera.

Y es que en estos momentos de crisis que me han devuelto a los orígenes tradicionales de la sociedad (a saber, me he vuelto una pseudoama de casa, es decir, una ama de casa pero sin tenerlo todo en un punto porque no sé cómo hacerlo), la hora de salida de la guarde se vuelve un momento emocionante en mi vida. Y todo ello a pesar de que la papitis aguda que está viviendo mi pequeño esta última semana me podría estar empujando a una desnaturalización como madre de esas que veo por la red todos los días y con las que, ojo, me río mucho. Pero no, de momento sigo siendo una madre abnegada que no puede creerse aún que lo sea, a pesar de que mi prodigio está a punto de cumplir los dos años y ya he tenido tiempo suficiente para asimilarlo.

De forma teatral y sentimentaloide yo suelo decir que el amor hacia un hijo es otra dimensión. La dimensión desconocida del amor, aunque a veces te cueste materializarlo en el día a día cuando tienes que lidiar con un personaje de menos de un metro que se tira al suelo en pleno mercado municipal y gritando como si le hubieses dado un cate gordo (algo que se pasa por la cabeza más veces de las que estás dispuesta a admitir).

Y es que me chiflan sus manos regordetas cogiendo lápices de su estuche; me chifla su sonrisa que ilumina la habitación; me chifla su forma de correr, todo desmadejado (apunte mental: apuntarlo a un deporte en cuanto tenga edad para que aprenda a coordinar extremidades, que va a ser un chavalón grande); me chifla su parloteo constante (cuando por fin lo entienda, me chiflará aún más). Me chifla él.

jueves, 11 de abril de 2013

Y la risa llega en el momento más inesperado...

¿Por qué la risa llega en el momento más inesperado?

El otro día, después de superar, la señora M. y yo, varias vicisitudes que no viene a cuenta contar pero que están directamente relacionadas con la situación provocada, nos invadió a ambas un ataque de risa tan infantil como vergonzosa en una situación nada adecuada. Pensar que esto le ha pasado a todo el mundo alguna vez alivia mi amor propio. Y es que cuando menos debes, más te ríes, es como una de esas regla de tres que rigen la vida.

No me siento orgullosa, pero soy una víctima más de esa Ley de Murphy que todo lo ve.

jueves, 4 de abril de 2013

Retazos de actualidad II: ¿Imagen? ¿A quién le importa la imagen?

Este mundo sigue llenándose de surrealismo. No sé si es mi percepción o, por el contrario, es así de verdad. Sinceramente, hoy iba a escribir sobre las bandas sonoras de nuestra vida, algo liviano, fácil de leer... pero los titulares saltan a mis ojos como los participantes menos avezados de los nuevos concursos de saltos en piscina: en bomba y a trompicones.

No es nuevo que la Infanta Cristina está imputada, yo me enteré ayer por Whatsapp (sí, aún habemos gente que hablamos de esas cosas por mensaje, aunque para acto seguido comentar una foto manipulada de una infanta enfundada en un traje naranja y dentro de una celda bajo el slogan “Infanta Naranja”). Lo que vengo a comentar hoy exactamente es el titular de El País en su edición electrónica: “PP y PSOE, preocupados por la imagen de España tras la imputación”.

A ver, esto me plantea varias pataletas verbales y, por qué no, pataletas reales de darle al suelo con todas mis fuerzas hasta hacerme polvo la rodilla. La imagen de España dentro y fuera de nuestras fronteras está ya muy maltrecha, pero no precisamente por la imputación de la Infanta, que también. No, está maltrecha por la panda de corruptos que copan las esferas políticas. Está maltrecha porque quizá lo único bueno que ha traído esta crisis es que se han puesto al descubierto todos sus tejemanejes. Sin entrar en detalles, porque ya no leo en profundidad ninguna noticia política, he perdido la ilusión, PP y PSOE deberían callarse porque a todos les está cayendo el chaparrón. O mejor, quizá no deberían callarse, quizá deberían hablar los pocos honestos que quedan señalando a los de su propio grupo primero y no escondiendo los escándalos ni propios ni ajenos.

Quizás un buen titular sería: “PP y PSOE ven en todo lo que está pasando una oportunidad para empezar de nuevo”. Y una entradilla que dijera algo así como “ambos partidos se unen para hacer una limpieza profunda de las instituciones con el objetivo de restablecer el buen funcionamiento de las mismas y devolver la confianza en ellas”.

¿Imagen? ¿A quién le importa la imagen?

lunes, 25 de marzo de 2013

Vocabulario de mamá (y de papá)

Os invito a que incluyáis todos aquellos conceptos que se os ocurran y que os ocurran a diario para completar este vocabulario. ¡Hagamos de este post, un post vivo! Si la cosa va bien, después de recopilar se podría incluso ordenar alfabéticamente.

(Los diminutivos son de uso obligatorio; algunas acepciones, aunque parezcan frases completas, no lo son, actúan como una sola palabra en nuestra mente)

Ombliguito, caquita, grupo 0 (cero), grupo 1, 2 y 3, pasta al agua, pañal, toallitas, body, mollerita, conjuntivitis, moquitos, bronquitis, arrullo, vaselina para la cabeza, alcohol de 60, primera postura, Ventolín, Dalsy, Apiretal, fiebre, lavados nasales diarios, suero, mascarilla para el Ventolín, tratamiento de fondo para la bronquitis, cuadro vírico, flatito, berrinche, perra que ha cogido, agó, tacatá, trona, biberón (bibi), cereales sin gluten, cereales con gluten, Mi Primer Danone, papilla de fruta, potito, sólidos, leche en polvo, un poquito de jamón de york, tortillita, guarde, babi, chupe (no entiendo cómo ha salido tan tarde), termómetro por infrarrojos (no lo tengo, ¡pero lo quiero!), vacunas, vacunas de pago, Prevenar, rotavirus, como me pegues te doy, deja eso, ¡pero quieres dejar eso!, no te metas eso en la boca, ¡pero qué tienes en la boca!, hasta que te caíste, se ha puesto como un energúmeno, me ha sonreído y me ha ganado (oralmente en Andalucía: “ma sonreío y ma ganao, el hijoputa”)…

Y una de mis últimas y más preciadas adquisiciones: exantema súbito. Buscadlo en Internet, existe y es otro virus. Hasta ahora no había sabido yo que estábamos rodeados de tanto bicho malo.

PD: Tengo que reconocer que este post lo escribí hace bastante y lo dejé en la nevera esperando tiempos mejores. Desde ese momento a ahora, por supuesto que me han surgido más conceptos (como por ejemplo no pintes con la cera en la tele), pero creo que para empezar está bastante bien.

jueves, 21 de marzo de 2013

Cosas de madre II: El edredón

En mi casa tenemos una expresión muy particular, es “echar el edredón”. Y significa tapar a alguien que puede haber hecho – o haber dejado de hacer – algo que no ha caído muy bien a su alrededor.

La creadora y experta como nadie en echar edredones es, por supuesto, mi madre.

Mi hermana y yo a lo largo de los años hemos aprendido a ver, dentro de su discurso, cuándo está echando edredones a alguien. No es que se haya vuelto menos eficaz, es que nosotras nos hemos hecho mayores y vemos más allá. Aún así, sigue siendo lo suficientemente audaz como para colárnosla en más de una ocasión. Para eso madre no hay más que una y esa siempre será ella.

Yo, a modo de entrenamiento para el futuro, había echado algún edredón principalmente a mi hermana (y ella a mí, todo sea dicho). Sin embargo, últimamente echo edredones a diestro y siniestro. Y eso ocurre desde que soy madre. Pero, ¿qué se puede tapar a un niño de menos de dos años? ¡Oh, tantas cosas!

- “No es que no te quiera, es que cuando está con sus cosas, no hay quien le dé un beso”. Cuando un abuelo le achucha e intenta llamar su atención y el niño se revuelve como si fuera una lagartija.

- “No es que no te escuche, es que cuando está con ‘Pocoyó’, no parte peras con nadie”. Cuando alguien lo llama y ni se digna a voltear la cabeza.

- “No le pasa nada, es que se ha levantado de la siesta y todo le contraría”. Lo que le respondes a la chica de la cafetería cuando estás intentando tomar un café y los gritos del niño se escuchan desde la calle.

Y así, desde que el mundo es mundo, la naturaleza sigue su curso y las hijas se convertirán en sus madres. Amén.

martes, 19 de marzo de 2013

Retazos de actualidad I: Chipre y el rescate quijotesco

¿Es broma?

En ocasiones la realidad parece una comedia; otras, un drama; la mayoría de ellas, una tragicomedia. Eso de que la realidad supera a la ficción hace tiempo que lo superamos. Lo cierto es que por momentos se viste de un surrealismo propio de los sueños, de esos sueños de los que no puedes escapar por mucho que corras. Lo bueno en estos casos es que, al despertar, sales de ellos. Lo malo es que de la realidad no se puede escapar, de ella no puedes salir.

Que últimamente leer la prensa se ha convertido en una actividad de alto riesgo también es un concepto superado y no voy a ser yo quien insista en ello porque todos en algún momento hemos sufrido alguna que otra taquicardia – nada de relevancia para el recortado sistema sanitario – leyendo lo último en Internet (que el papel vale dinero y ese euro me sirve para comprar unas cuantas barras de pan a 0,20; y el wifi se lo siso al vecino). No, a lo que voy es a que leyendo la prensa la realidad te gasta bromas pesadas… y lo peor de todo es que aunque cuando lo hagas se te quede la misma cara que tras haber escuchado un chiste malo, no son bromas…

Si no, que se lo digan a los chipriotas, que van a ser víctimas de un atraco no a mano armada, sino a mano tendida (de ayuda). Qué ironía.

viernes, 15 de marzo de 2013

Cosas de madre I: Caballeros andantes

Siempre he creído que los caballeros andantes eran cosa de cuentos (infantiles o no), hasta que un personaje de menos de 90 cm de estatura ha defendido mis cosas (léase mi bolso y mi móvil) al grito insistente e intransigente de “¡Es mamá! ¡Es mamá! ¡Es mamá!”.

Sin duda, una extrapolación muy bien traída del “¡Es mío!”, tan usual en su conversación en los últimos meses. Me he sentido halagada.

jueves, 14 de marzo de 2013

Remozando el blog

Toda persona necesita un remozado en algún momento de su vida. Y todo blog abandonado necesita un remozado si se va a retomar.

Creo que el mayor remozado que yo he tenido en los últimos tiempos ha sido el de convertirme en mamá, algo que hace que mi perspectiva de las cosas haya cambiado drásticamente en muchos aspectos, mi sensibilidad se haya disparado hasta límites insoportables y mis aprensiones se hayan multiplicado por cien. Algo de eso dejaré caer por aquí, seguro.

Mi vida laboral, sin embargo, no pasa por sus mejores momentos. Subtituladora autónoma, el flujo de trabajo es tan irregular que mi presencia de ánimo lleva en la UCI bastantes meses. A veces tengo la sensación de que me encuentro con que el umbral de dolor permitido va alejándose a pasos agigantados, obligando a mi mente a soportar más y más tensión. Pero estos son los tiempos que nos ha tocado vivir.

Mi vida personal se ha visto revolucionada con la llegada de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Me he subido al carro tarde, demasiado tarde (solo hasta diciembre tenía un móvil, no un Smartphone; no he tenido Facebook hasta hace algo más de un año y tampoco lo uso demasiado; y quiero hacerme un Twitter, ¡yuju!). Lo más arriesgado que había hecho yo en mi vida había sido tener un blog (este no fue el primero) y me duró bastante poco. Espero que esto no se convierta en otro intento fallido porque a mi parecer he dejado bastante bonito el blog.

¿Por qué vuelvo al blog? Principalmente porque quiero darle salida a mis ideas, algo impensable en el circuito oficial de ideas. Porque si no lo hago yo, nadie va a venir a preguntarme. Porque necesito estar en paz con mi mente, que cuanto más achantada estoy, más me recrimina mi pereza. La pereza, algo contra lo que lucho día a día.

¡Bienvenidos!