domingo, 26 de junio de 2011

Ya hay un Guillermo en mi vida

Sé que mis desapariciones han sido muy habituales últimamente, pero esta ha tenido una razón especial. De hecho, he entrado en un momentín para contaros la última noticia de mi vida... Guillermo ya llegó!! Fue hace diez días, el 16 de junio (fecha bonita, verdad?? jejeje).

Se ha adelantado tres semanas, pero ya es como si llevara conmigo toda la vida.

De momento, os dejo por un periodo un poco largo, no sabéis lo que me ha costado estar sentada delante del ordenador para escribir estas cuatro líneas, pero en cuanto pueda, espero retomar mis actividades normales... al menos, un poco!!

Chaoo!!

lunes, 6 de junio de 2011

Reflexiones

A pocas semanas de dar a la luz, pueden ser muchas cosas las que se te pasen por la cabeza, pero... ¿por qué se te pasan todas en el mismo momento? Es en ese instante de estrés, cuando un dolor más agudo, unas punzadas más fuertes, te hacen ver que la cosa está más cerca de lo que parece, que te hacen ver las orejas al lobo como quien dice.

Antes de eso, vives en una burbuja de sensaciones placenteras: sientes al nene moverse - ya con dificultad y algo dolorosamente para ti - y le riñes de forma cariñosa, "Ay, mi niño, qué me duele esa patadita que me has dado en el costado"; preparas con tranquilidad la bolsa de los dos, y a cada prenda de él que metes en su bolsa, la miras y sonríes, como si el body que acabas de guardar fuera el mismo nene.

Sin embargo, aún no estás preparada. Has tenido nueve meses casi para hacerlo, pero no lo estás, ni tú ni mucho menos, tu pareja. Y tienes muchas ganas de verlo, por descontado, pero aún quieres seguir sintiéndolo en la barriga un poquito más. Y, de repente, sin esperarlo, vuelves a pasar una noche mala, con lo que tú crees que son contracciones (¿qué si no han sido esos dolores?), y vuelves a verlo todo tan cerca, tan físico y tan real...

Queda poco, teóricamente cuatro semanas. ¡¡Cuatro semanas!! Mi barriga, ese ente que ya se ha convertido en algo independiente a mí, que hace y deshace a su antojo, tiene ya un volumen considerable y hace que yo tenga que andar inclinada para atrás y me sea imposible acercarme a la mesa a comer. La torpeza también se ha apoderado de mi vida: todo lo que es susceptible de caerse, se cae; y todo lo que no lo es, también lo hace.

Sigo esperando, viendo tele, series y leyendo revistas en la que el artículo estrella ya no es el look del verano, sino "Las bañeritas estrella para tu bebé", ¿tanto he cambiado?